Entre el abundante material que recibo a diario en mi correo electrónico, me ha llegado este soneto. No figuraba el nombre del autor, pero gracias a esto de los internetes he averiguado que fue escrito por el poeta cordobés Antonio Fernández Grilo (1845-1906), del que confieso humildemente no había oído hablar en mi vida.
He querido traerlo aquí, como homenaje a todos los que, dentro y fuera de nuestras fronteras, arriesgan su vida a diario en el cumplimiento de su deber.
Curtido por la pólvora que humea,
noble con el amigo y el contrario,
audaz hasta emprender lo temerario,
y más valiente cuanto más pelea.
En rústica mochila que blanquea
lleva su pan, su equipo y su salario,
y al cuello, en el bendito escapulario,
el culto de la Virgen de su aldea.
Semejante al pedazo de metralla
que el cañón a los aires abandona,
sucumbirá ignorado en la batalla;
pero si el triunfo su valor pregona,
para el que lucha, y sufre, y vence y calla...
¿no ha de tener la patria una corona?
para el que lucha, y sufre, y vence y calla...
¿no ha de tener la patria una corona?
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